Rari y Panimávida, dos localidades vecinas de la precordillera del Maule (comuna de Colbún), comparten una profunda tradición cultural. Rari es famosa por su artesanía en crin (tejeduría con crines de caballo) y también por sus leyendas de brujería: en el imaginario local es un pueblo “embrujado” donde circulan historias orales de hechiceras y pactos con el diablo. De hecho, las artesanas de Rari incorporaron la figura de la bruja entre sus miniaturas tejidas en crin, junto con mariposas, flores y otros motivos típicos. Esta “otra veta folklórica” convive con el arte local y alimenta la superstición popular de la zona. Por su parte, Panimávida es conocida por sus antiguas termas y por ser, junto a Rari, cuna de las tejedoras de crin. Históricamente, ambas comunidades han estado unidas en celebraciones religiosas y costumbristas: por ejemplo, cada enero conmemoran juntos a San Sebastián con una multitudinaria procesión a caballo desde Rari hasta la iglesia de Panimávida, en la que participan cientos de huasos. En el caso de San Juan, si bien antaño la fiesta se centraba en el ámbito familiar (celebrando a los Juanes de cada casa), hoy se ha transformado en una festividad comunitaria abierta a todos los habitantes y visitantes del pueblo. En Rari y Panimávida la Noche de San Juan se vive como una tradición campesina fundamental, transmitida de generación en generación.
Leyendas y rituales de la “Noche de Brujas”
A la Noche de San Juan se le atribuyen propiedades mágicas. Según la creencia popular chilena, durante esta velada muchas personas se animan a realizar “pruebas de San Juan” –rituales caseros– para conocer su destino o atraer buena fortuna. Estas pruebas, transmitidas oralmente por los mayores, se practican (o al menos se cuentan) hasta el día de hoy en el campo. Entre las más conocidas se encuentran:
- La flor de la higuera: se dice que exactamente a la medianoche del 23 de junio una higuera brota una flor blanca efímera. Quien logre obtenerla será afortunado y rico toda la vida. Muchos han velado bajo un higueral esperando el milagro, aunque la leyenda advierte que este árbol está custodiado por fuerzas oscuras.
- Las tres papas bajo la cama: antes de acostarse se coloca una papa pelada, otra media pelada y otra con cáscara bajo la cama. A las 12 se saca una al azar, sin mirar: si sale la papa con cáscara, augura abundancia; si es la completamente pelada, augura pobreza o soledad; la medio pelada predice una situación intermedia. Esta simpática prueba aún arranca sonrisas y nervios entre quienes la realizan.
- El espejo y el agua: consiste en poner a medianoche una fuente con agua frente a un espejo cubierto por un paño blanco, con velas encendidas a los lados. Al asomarse y mirar el reflejo en el agua, la persona podría ver escenas de su futuro –aunque el atrevimiento conlleva el riesgo de ver imágenes perturbadoras, según advierten los mayores.
- Tinta sobre papel: justo a las 12:00 se derrama tinta (o cera, en variantes) sobre una hoja blanca, se dobla y se coloca bajo la almohada. A la mañana siguiente, la mancha de tinta formará figuras que cada quien interpreta como símbolos de su destino próximo (amor, dinero, viajes, etc.).
Además de las pruebas adivinatorias, abundan los mitos tenebrosos asociados a esta fecha. Por ejemplo, en muchos campos chilenos se dice que en la Noche de San Juan aparecen tesoros enterrados marcados por llamas azules; solo esa noche sería posible desenterrarlos, pero a costa de hacer un pacto con el Diablo. Historias de valientes (o codiciosos) que intentaron aprovechar la ocasión circulan en el folclore. En una leyenda sureña, un hombre incluso le apostó al Diablo su alma en esta noche, desafiándolo a construir un puente de rocas antes de que cantara el gallo; el astuto campesino logró engañar al demonio imitando el canto y salvó su alma, no sin que el Diablo dejara huella de su furia estampada en una piedra. Relatos como este, de apuestas y apariciones demoniacas, son contados junto al fuego en la zona rural, enseñando a la vez picardía y precaución.
No es casual que al 23 de junio se le llame noche de brujas. La creencia popular señala que las brujas celebran aquelarres en esta madrugada, volando en escobas o reuniéndose en quebradas y cerros apartados. Antiguos habitantes de Rari contaban haber visto luces extrañas o haber escuchado risas y cánticos provenientes de los montes en la oscuridad de San Juan. Estas historias fomentaban tanto el temor como la fascinación: algunos preferían resguardarse temprano esa noche para no “encontrarse con nada”, mientras otros jóvenes imprudentes salían a probar suerte o a cumplir las pruebas con amigos, desafiando al miedo. En definitiva, la Noche de San Juan está envuelta en un ambiente de misterio y encanto, donde lo religioso y lo pagano se entremezclan con la imaginación campesina.
Celebración comunitaria actual en Rari y Panimávida
Actualmente, la ceremonia de la Noche de San Juan en Rari es un festejo comunitario y turístico a la vez, que rescata todas estas tradiciones en un formato alegre y participativo. La organiza la Junta de Vecinos de Rari con apoyo de la Municipalidad de Colbún, convocando tanto a los pobladores locales como a visitantes de otras zonas. De hecho, se ha vuelto “una de las noches más esperadas del año” en la comuna. La fiesta suele realizarse en el recinto de la Escuela de Rari y sus alrededores, empezando temprano (mediodía o tarde) y extendiéndose hasta pasada la medianoche. La entrada es liberada y se prepara todo bajo techo o con carpas, pues “no hay Noche de San Juan que se celebre sin lluvia”, según bromean los lugareños y el propio alcalde – dado que tradicionalmente casi todos los 23 de junio llueve, un augurio visto incluso como buena señal de fertilidad de la tierra.
Actividades: Los asistentes encuentran una feria costumbrista con gastronomía típica de invierno, donde no faltan las tortillas al rescoldo, sopaipillas pasadas, empanadas y navegado caliente para aplacar el frío. Junto a ello, las artesanías locales ocupan un lugar de honor: las tejedoras de crin de Rari y Panimávida exhiben sus coloridas miniaturas únicas en el mundo. Hay puestos y demostraciones en vivo del oficio, lo que refuerza el orgullo local por este patrimonio. (En 2024, por ejemplo, la Asamblea de Tejedoras del Crin montó una “Exposición Viva” –una representación teatral– narrando la historia de su arte ante la comunidad, como parte de la fiesta de San Juan. A medida que cae la noche, la atención se centra en el escenario principal, donde se presentan música y bailes folclóricos. La velada abre con grupos locales y continúa con invitados de renombre en el folklore nacional. En 2022 actuó el legendario cantor Jorge Yáñez junto a su familia, haciendo cantar y bailar a grandes y chicos. En 2023 el show estelar fue del folclorista René Inostroza, acompañado de conjuntos cuequeros como Entresiembras, Hutaña, Raíces de Colbún y Los Choros del Canasto. Estas presentaciones en vivo, intercaladas con cuecas y tonadas, encienden el ánimo del público: la gente aplaude, zapatea y corea canciones bajo la noche fría, manteniendo vivas las tradiciones del campo chileno.
Incluso los afiches promocionales recientes resaltan el carácter mágico y cultural de esta celebración. Por ejemplo, el póster oficial de 2025 (imagen arriba) muestra a una bruja en su escoba volando sobre una gran hoguera, rodeada de símbolos locales como mariposas de crin, guitarras y árboles del entorno. “Magia, creencias populares y folclore se encuentran para celebrar nuestras raíces”, proclama la invitación a esta fiesta. Y así es: llegada la medianoche, todos esperan las 12 en punto juntos. En el evento se suelen recrear o mencionar las pruebas de San Juan: a esa hora algunos realizan en público la prueba de las papas o del espejo, o un animador recuerda en voz alta cada rito para que las nuevas generaciones los conozcan. La complicidad y el humor acompañan este momento –por ejemplo, se escuchan risas nerviosas cuando alguien cuenta que va a salir a buscar la flor de la higuera bajo la lluvia. Al dar las doce, entre cohetes o campanadas improvisadas, se abraza la gente y se comparte un vaso de vino navegado o una taza de mate con harina tostada, celebrando que “San Juan” ya llegó. La música folclórica suele hacer una pausa durante los rituales y luego retoma con más cuecas bravas para cerrar la noche en alto.
Es importante señalar que Panimávida participa plenamente de esta celebración. Muchos visitantes aprovechan de recorrer ambas localidades: pasan la tarde en Rari y luego pernoctan en Panimávida, donde existen alojamientos y las termas históricas. De hecho, en 2022 los artistas invitados y parte del público se hospedaron en la antigua hostería de Panimávida, evidenciando la cooperación entre los dos pueblos en torno a la fiesta. Las tejedoras y vecinos de Panimávida también se involucran en la organización y stands, ya que la tradición del crin y las creencias de San Juan son patrimonio común de la zona. En suma, la Noche de San Juan en Rari (y Panimávida) hoy es un evento comunitario que fusiona devoción popular, folklore y emprendimiento local, con el objetivo expreso de “mantener vivas las tradiciones y la cultura chilena” en el Maule sur.
Sentido comunitario y simbólico en la actualidad
Para la gente de Rari y Panimávida, esta festividad trasciende lo meramente anecdótico: está cargada de emoción, simbolismo e identidad. Muchos la describen como una “noche mágica”, y no solo por las supersticiones, sino por la atmósfera de unión que se crea. Un cronista local contó cómo “la noche se inclinó a modo de saludo” al recibir al artista invitado, y cómo los aplausos de la audiencia “aún hacen eco en los montes de la Región del Maule” después de una velada memorable. Estas frases poéticas reflejan el orgullo y la mística que envuelve al pueblo en San Juan. En medio de la oscuridad invernal, las luces de las fogatas y faroles, sumadas a las cuecas y canciones, dan la sensación de ahuyentar la soledad del campo y reunir a las generaciones en torno a sus relatos compartidos. Abuelas y abuelos que de niños oyeron historias de brujas ahora las relatan a los más jóvenes esa noche, transmitiendo un legado oral de valores y temores. Al mismo tiempo, los jóvenes bailan con los adultos mayores en la pista improvisada, sorprendidos de la energía y alegría que muestran los ancianos al sonar un vals chilote o una tonada antigua. Son instantes de encuentro familiar y comunitario muy conmovedores.
Emocionalmente, la Noche de San Juan mezcla temor y alegría de una forma única. Está el cosquilleo de esperar lo desconocido –¿aparecerá algo extraño a medianoche?– junto con la alegría festiva de estar acompañado. Para muchos vecinos, tiene un significado casi espiritual: se pide por la salud, por las cosechas (la lluvia de San Juan es vista como bendición) y se recuerda a los que ya no están, contándose anécdotas de antiguos San Juanes. La presencia de elementos simbólicos –el fuego que purifica y da calor, el círculo comunitario que vence a la noche, la música tradicional que conecta el presente con el pasado– genera un sentimiento de continuidad. No es raro que más de alguien se emocione al ver a tres o cuatro generaciones de una familia juntas esa noche, desde el bisabuelo hasta el niño pequeño, compartiendo costumbres que han sobrevivido el paso del tiempo. En palabras de la invitación local, la Noche de San Juan en Rari es cuando “la magia, las creencias populares y el folclore se encuentran para celebrar nuestras raíces”. Es decir, la comunidad celebra lo que fue y lo que es, riendo del miedo a la oscuridad y abrazando su patrimonio cultural con orgullo y sentido de pertenencia.
Investigación realizada por Hugo Baronti.
Fuentes consultadas:
- Testimonios de prensa local y crónicas culturales sobre Rari - diarioelheraldo.cl;
- declaraciones de autoridades comunales septimapaginanoticias.cl;
- material de difusión turística y patrimonial del Maule chileestuyo.cl septimapaginanoticias.cl;
- y recopilaciones de ritos y leyendas de la Noche de San Juan en Chile latribuna.cl entre otros.
Estas referencias dan cuenta de cómo la celebración de San Juan en Rari–Panimávida se mantiene vigente, combinando los detalles emocionantes, simbólicos y culturales que alimentarán la creación artística de una canción inspirada en esta noche mágica.